miércoles, 23 de junio de 2010

Aléjate de esta rola


Tenemos frente a nosotros una canción que habla por sí sola. El contenido es simple. Es una rola que habla de un tipo, que por estar tan enamorado, intenta convencer por medio de esta canción a una chica de que no es bueno para ella, porque la va a hacer sufrir, la va a lastimar, la va a hacer llorar. Él le dice, "Aléjate de mi, házlo pronto antes de que te mienta". Awwww. Romántico.

Con esta obra, Camila (porque sí, así se llama la banda) convence a esa chica de que no son acreedores a su corazón. Le dicen, "Aléjate de mí, amor... yo no caí del cielo... Si aún no me lo crees amor, verás que soy realmente bueno en engañar y hacer sufrir a quien más quiero". MUY romántico.

Pues querida preadolescente, te voy a sugerir una opción racional. ¿Qué tal si este güey no es un enamorado sino que es un psicópata criminal en potencia? ¿Quién más va a "engañar y sufrir a quien más quiero"? Tal vez lo hagan un psicópata (como éste del que platicamos), un esposo golpeador, un secuestrador... ¿Un enamorado lo haría? No lo creo, a menos de que fuera un gañán.

El problema de esta canción no es que sea muy popular, sino que sea tan popular dado el mensaje que tiene. No digo que sea un mensaje peligroso, pero es una letra que simplemente está complicada de interpretar. Lo que entiendo después de varias escuchadas es que es romántico no merecer a alguien. De igual modo es romántico confesarle a alguien que eres un maltratador. Si estos mensajes los combinas y haces una canción pop, no dudo que en un país machista esta fórmula funcione.

Lo que me extraña es que es una canción orientada al público femenino, en general. Si estamos en una sociedad que se supone es "moderna" y debiera existir un trato equitativo entre hombres y mujeres, ¿por qué pegan estas canciones? ¿Qué público las retroalimenta? ¿Las mismas mujeres? Estoy de acuerdo que hay otras canciones con contenido machista más fuerte, pero lo que me preocupa de ésta es que lo difunde sutilmente.

Al final de cuentas, depende de nosotros, el público, definir qué es romántico y qué no lo es. El problema está cuando lo definimos en función de qué tan romántico suene.

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